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Mostrando entradas de marzo, 2011

Caminando con Poetas

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Me encuentro ante una hoja de word en blanco, como muchas veces se encontrarán los escritores que nos acompañaron el pasado domingo, en la primera edición de la "Ruta de los Bécquer" de este año. Sólo pudimos recorrer con ellos el tramo de Veruela a Trasmoz pero fue suficiente para contagiarnos de nuevo con la magia de este camino, incrementada por la compañía de las musas de personajes tan sensibles a su belleza. Un trayecto que a paso ligero se recorre en media hora, se alargó casi a las dos horas, con múltiples paradas que explicaban el paisaje y se aprovechaban para llenar el ya rico aire del Moncayo con poesía y recuerdos del paso de los Bécquer. Continuó el grupo hacia Litago, regresando nosotros a Villa Encanto, pues no habíamos contado con que la poesía paraliza el tiempo pero no los relojes. Alcanzar Litago con ellos nos hubiera hecho llegar tarde a una comida con otros amigos a los que teniamos muchas ganas de volver a ver. Ya a paso ligero, caminábamos hablan

Por las Serranías del Moncayo: En las profundidades del bosque (2ª parte).

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Pasadas las nieves y las lluvias, que embarraron los caminos, continuamos nuestra expedición por las últimas estribaciones de la Sierra del Moncayo, en la comarca zaragozana de Campo de Borja. Motorizados a ratos, andando otros, seguimos recorriendo una parte desconocida del Moncayo, al menos para nosotros. Volvemos a la carretera que une Ambel y Talamantes donde, un par de semanas antes, la primavera avasallaba los campos reclamando su espacio con una belleza tal, que no quedaba ninguna duda de que ella era la reina. Ahora, ya expulsado el invierno, mucho más serena, recubre con su soplo de vida los paisajes que nos rodean, cubriendo con su capa las ramas de los árboles aún desnudas y reverdeciendo la tierra con pequeños brotes que rompen a nuestros pies. Dispuestos a “escacharrar” el coche de nuevo, regresamos al tramo donde nos quedamos y parando en el mirador de Escoplé contemplamos un despejado Moncayo. Llegamos enseguida a Talamantes, un enorme rebaño de ovejas baja por la Tond

Primavera en el bosque encantado.

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Eléboro Fétido (Helleborus foetidus) El sábado disfrutábamos de una encantadora tarde en el encinar de Tabuenca, de p ronto el bosque se cerró y un gélido viento nos invitaba a marcharnos, no eramos bienvenidos. Nos asomamos a la enorme cueva que buscábamos y marchamos rápido, con cuidado de no tropezar en un suelo lleno de ramas que me dio por pensar golpearon a intrusos peor recibidos. En este lúgubre lugar era primavera a su manera y florecían plantas como esta, el eléboro fétido, la planta de las brujas.

Lo que cuentan los pájaros.

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Los primeros rayos de sol de la mañana comienzan a colarse por las rendijas de la persiana y el silencio se rompe con los ladridos lejanos de un perro y los gorgoritos de unos pájaros que se posan en el tejado al que da mi ventana. Comienzan su interminable conversación que me parece adivinar: -¡Qué alegría! ¡otra vez está abierta aquí la escuela! -¿Pero qué me estás diciendo? La escuela cerró hace años… -Sí, ya lo sé, por eso me extrañó oir ayer aquí dentro risas de niños jugando... ¿? Pero te aseguro que ayer por la tarde oí a niños entrar y salir de la casa. -Me parece que te confundes, hace tiempo que esta casa ya no es una escuela, si no asómate cuando puedas por esa otra ventana y sólo verás un pupitre desvencijado y listo para restaurar que quedó aquí olvidado. -Ya decía yo -le contesta el otro pajarito con sus graciosos gorgoritos - pero oye ¿y el practicante que vivía aquí? -¿El practicante? ¿ese pequeñajo y feo al que le gustaban mucho los niños? La gente del p

De tumbas y leyendas: Veruela y Don Pedro de Atarés.

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Tumba de Don Pedro de Atarés "...una losa negra, sin inscripción y con una espada groseramente esculpida, señala el humilde lugar en que el famoso don Pedro Atarés quiso que reposasen sus huesos" Gustavo Adolfo Bécquer. Cuenta la leyenda que don Pedro de Atarés, señor de Borja, se perdió en el bosque cuando iba de cacería, siendo salvado por la Virgen. Ésta le protegió de una terrible tormenta y le indicó el camino de regreso, pidiéndole que edificará en su honor un lugar de culto. Se cumplió la petición y a pocos metros del lugar de la aparición mariana se levantó el Monasterio de Nuestra Señora de Veruela. Según algunos historiadores, la fundación del monasterio fue realizada en 1146 por monjes procedentes del monasterio francés Scala Dei, dicen que llamados por Pedro de Atarés, cuya donación de los lugares de Veruela y Maderuela posibilitó su construcción. Pero otros historiadores afirman que ni la Virgen ni don Pedro tuvieron nada que ver con la fundación de e

Castillo de Alcalá de Moncayo

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Siempre echamos a volar la imaginación cuando vemos o visitamos un castillo en alguna población...¿cómo vivirían sus habitantes? ¿cómo se defenderían de los ataques enemigos? ¿cómo se comunicarían entre ellos? ¿qué secretos e historias guardan entre sus muros? El castillo de Alcalá, comúnmente llamado "la casa del cura" apenas se distingue del casco urbano. Una construcción que hace años intentó reformarse pero que por lo que he averiguado fue paralizada por el arzobispado de Tarazona. He insertado dos fotos que saqué el domingo pasado de una imagen poco vista de este castillo: el interior. Echad a volar vosotros la imaginación.... " Alcalá de Moncayo es una pequeña población retrepada en lo alto de un cerro defensivo en la orilla derecha del río Huecha. Su origen defensivo está refrendado por su nombre de raíz árabe ("Al-Qala: El castillo"). Estratégicamente situado, al igual que el cercano lugar de Añón, guardaban los caminos que desde Castilla se enc

Pyrene y el Pozo de los Aines

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Pyrene es una encantadora duende que nos contó su propia versión de la leyenda del pozo de los Aines. Se suponía que esta bella sima se formó cuando un rico morisco, llamado Hamet-Ben-Larbi, labraba su campo en día santo y como castigo divino fue engullido, junto a sus caballerías, por un enorme pozo que se abrió a sus pies. Nuestra pequeña amiga se lo contaba a su madre pero de manera mucho más creíble para la mente de un niño, podéis conocer su historia en el video del final del post. Del sarraceno nunca más se supo, pero quedó en el lugar un impresionante boquete de 30 metros de profundidad, en medio de un campo de olivos. Esta sima de leyenda se encuentra muy cerquita de Grisel. Para llegar hasta allí, saldremos del pueblo por la calle de San Antón, pasaremos por el Pilón del mismo nombre y seguiremos rectos por el camino hasta dejar a la izquierda unas bodegas abandonadas y cruzar el puente de una acequia, seguiremos junto a ella por la derecha hasta llegar a un campo de olivos

Cree en mi Moncayo.

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No voy a engañarte, para sentir la magia primero hay que creer en ella. En mi Moncayo no encontrarás trucos ni artificios, solo hechizos potentes que como diría el poeta "impresionan profundamente el ánimo”. No hay más ciego que el que no quiere ver pero esta magia cura la ceguera incluso a los más incrédulos. La montaña es mágica y poderosa aunque no haya triples lumpings, ni trabajadores vestidos de gnomo. El encanto rural de sus pueblos es tal cual, no son de cartón-piedra, y para recorrerlos hay que ir a patita, no hay trenecitos chu-chu, ni burguers en cada esquina. Sus explosivos atardeceres no son los fuegos artificiales del fin de fiesta y los colores cambiantes de la montaña no son variados decorados, sino estados de ánimo de un gigante dormido. Las cuevas no son del terror, aunque te pueda aparecer en ellas algún que otro ser encantado. Si sigues las flechas verás lo que todos, pero si sigues la magia, encontrarás valles secretos con manantiales rebosantes de poción mági