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Mostrando las entradas etiquetadas como Cartas desde mi villa

Amanece en Moncayo

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Cuando el sol salga en el horizonte    Cuando era niña, elegía lo que quería soñar cada noche. Podía elegir ser uno de mis personajes de ficción preferidos, esconderme en una acogedora cueva o habitar una gran mansión y, también, podía vivir grandes aventuras o sufrir penalidades que lograba vencer con valor. Elegía como comenzar mis sueños, pero nunca supe cómo terminarlos, de hecho, no logro recordar si tenían final, o comenzaban una y otra vez. Al hacerme mayor aprendí a soñar despierta, no es sencillo, pero… ¡es tan apasionante! En los sueños todo es posible, sólo tienes que saber cuánto quieres que te cueste la recompensa que buscas y qué caminos seguir. A veces hay que despertar porque las personas que no están en tus sueños te necesitan en los suyos, no importa, luego siempre puedes retomarlos. Un día encontré una montaña y decidí soñar allí, así que anduve sus caminos, me tumbé en sus praderas con bellos cielos, conocí a otros soñadores, espié ...

Cartas desde mi villa: "Cuento de Navidad"

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Terminaba el día de Nochebuena y comenzaba a soplar un gélido viento que golpeaba las ventanas. La joven se acercó a ellas y pegó su respingona nariz en el frío cristal, descubriendo al otro lado uno de aquellos salvajes atardeceres que tanto amaba su madre. Llevaba puestas sus viejas zapatillas; aunque le quedaban enormes, le gustaba la divertida cara de enfado que ella ponía cuando se las veía en sus pequeños pies. —¡Hey, son mías! —le decía, pero nunca se las quitaba. Cada vez soplaba más fuerte el viento y comenzó a sentir miedo, el Moncayo a veces no controlaba su fuerza y causaba destrozos en los edificios que lo retaban. Sus padres aún no habían llegado, andaban recibiendo a los visitantes que acogían esos días en los alojamientos que regentaban. Villa Encanto era uno de éstos, pero aquella Navidad era sólo para ellos. Sonó un pitido en el cuadro de la luz y ésta se apagó. Fuera era ya un huracán que provocaba los típico apagones en los días menos convenientes, aquel e...

Marcando Huella.

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Es posible que mi paso por el Moncayo sea una mera anécdota para muchos, para mí no lo ha sido. He aprendido tanto estos últimos años, gracias al encanto, que me importa muy poco lo que puedan pensar los que podrían haberse sumado y apoyado este sueño que sigue adelante. Ayer, pisando la nieve que hay estos días en el Moncayo, pensaba que las huellas desaparecerán en el deshielo pero mis pasos, esos, no se borrarán. Nuestra montaña crece día a día, apoderándose del horizonte. Sigo recorriendo los senderos del Moncayo, unas veces sola, otras acompañada. ¿Dónde me llevarán mis pasos? Quien sabe... Sea donde sea, seguiré soñando con mundos encantados a los que invitarte. Si quieres acompañarme, sólo te pido sinceridad, mente abierta y que creas en la magia. A los que quedaron atrás, sigo aquí. A los que me quieren, ¡os adoro! Aprovecho para compartir contigo nuestro nuevo logo, que esperemos veas mucho en sus diferentes formatos y versiones, pues está vivo como nuestra mon...

Felicidad Moncaína.

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Amanece en Moncayo Se acaba enero y yo sin aparecer por aquí. Perdona el abandono, he necesitado un pequeño tiempo para sacudirme el desencanto de encima, se me había acumulado y pesaba demasiado. Una vez libre de fantasmas y espejismos continúo contándote mis cosas. Ayer una gitana leía mi mano y me auguraba muchos éxitos, me contaba que la espera había terminado y que todo lo plantado iba a dar sus frutos. Me regaló una ramita de romero que debo quemar hoy a las 12 de la noche para que se me conceda un deseo. Habrá que hacerlo, ya sabes que creo en la magia. Lo cierto es que ha habido muchos y bruscos cambios en mi vida, sobre todo en los dos últimos meses. He tomado decisiones difíciles, que ahora se muestran acertadas. Han sido unos años intensos, muy intensos, en los que he aprendido a enfrentarme a la tristeza, a la amargura, al miedo, a la rabia... ya no huyo.  Me ha tocado apostar fuerte, dar un gran paso y he ganado. He apostado por mi. Dejo cosas ...

Cielos de pasión.

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Cielos apasionados que sólo la imaginación de una ciega enamorada puede ver. No aprendo ni aprenderé, me dejo llevar porque quiero creer, quiero confiar y me niego a razonar los sentimientos, son y no necesitan un porqué. La creatividad recogida en un caparazón de autocontrol pesa demasiado, así que voy soltando lastre poco a poco para empezar de nuevo con la mirada limpia. Ser no depende de otros y callar no siempre otorga. La cargada mochila no me impide caminar con alegría. Me gustan los trucos y me divierten los golpes de efecto, mi chistera es profunda e infinita, como los atardeceres de mi montaña. Cuando los rebaños se recogen y las campanas dan la orden, comienza la magia. Espérame. Cartas desde mi Villa

Las palabras perdidas.

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Carrasca centenaria de Lituénigo "Mira a la derecha y a la izquierda del tiempo y que tu corazón aprenda a estar tranquilo." Federico García Lorca                   Hace un tiempo me preguntaron: -¿Quién eres? Contesté dubitativa: -¿Hace falta ser alguien? Parece ser que las personas que ordenan palabras necesitan de títulos. Esto me dejó preocupada porque bruja, hada e incluso dama parecen no ser suficiente. Creo que en algún punto del tiempo perdí la palabra adecuada o utilice demasiadas y esto me ha generado algún problema que otro. Las palabras mal utilizadas pueden ser el origen de malentendidos y conflictos; desordenadas en un hechizo ocasionan múltiples errores difíciles de enmendar, porque hay que encontrar rápido el sortilegio adecuado que arregle lo errado. Por el Moncayo vaga un alma encolerizada porque no dí con el último, la culpa la tuvieron las palabras ocultas, pero no se volverá a repetir, no voy a util...

Dudas razonables.

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Moncayo Vivo "Se admite que hay tres cosas por la que los hombres se hacen buenos y virtuosos: la naturaleza, el hábito y la razón" Aristóteles (Política) Al contemplar las vistas desde mi ventana pienso en el terreno recorrido.  Ya tolero la rabia de los que me sonríen como hienas y a los que alimento para evitar su envidia. El tablero sólo parecía contener peones negros que arrasaban todo a su paso, sin embargo, cada vez me siento más segura. Conozco por donde piso, sé que existen bellos seres que viven y crecen a los lados de mi camino, aprendo a evitar a las alimañas y mis ojos tienen otra luz que ilumina los rincones oscuros donde antes se agazapaban los fantasmas. Ya no juzgo... Moncayo Vivo. Me mueve encontrar la razón que me trajo hasta aquí, aquella que haga que los mundos que me rodean se posen en su sitio. Espero el día que cuando llegue la noche no sienta miedo, sino descanso. He pasado unas semanas extrañas, pensé en abandonar pero el Monca...

Despierta, comienza un nuevo año.

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Si no te gusta lo que ves, mira diferente ;) Se me está haciendo eterno este último día del año 2012+1  en el que he consumido toda la positividad que el Encanto del Moncayo es capaz de generar y donde al mirar atrás para escribir algo similar a una crónica, siento una enorme tristeza por las oportunidades perdidas, por las puertas de los museos cerradas, por los eventos desaparecidos, por los negocios cerrados, por los parajes desconocidos, por la falta de ambición, por el dinero tirado, por el individualismo, por los oportunistas, por las telarañas virtuales, por las improvisaciones, por las malas copias, por el caciquismo, por los que lo consienten, por la indignación inservible, por los que reculan, por la cantidad de "sabios" que no reconocen sus limitaciones, por... lo siento... Intentando hacer un vídeo resumen de los lugares que he visitado este año, también me doy cuenta de que el encanto sigue allí y  que he vivido tantos momentos de belleza.... tantos.......

Metáfora de Navidad

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Ya la Virgen lo tiene en sus brazos. Costó encontrar un pesebre donde refugiarse de los peligros del camino pero ya el niño duerme tranquilo con el calor de las miradas que en él depositan esperanzas... Unos siglos después, la gente sigue celebrando aquel nacimiento que dio sentido a muchos, materializando lo espiritual y felicitando a toda su agenda con mensajes cibernéticos que es lo que más se acerca a un espíritu no tangible. La Navidad inunda las redes sociales y los sonidos de los móviles con sus alertas de novedades sustituye a los villancicos que contaban una historia en la que deseábamos creer. En Villa Encanto este año no hay adornos navideños, ni un árbol lleno de regalos e incluso se fue la luz durante horas. No hemos decorado nuestro hogar salvo con el paisaje nevado de nuestra ventana y el calor del fuego, pero este año celebraré igualmente la Navidad con mi familia sabiendo que el amor, la comprensión y la esperanza nos une y no necesita de colores. Y aunque nos...

En la caverna.

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Nieva en el Barranco de Valdetreviño (Talamantes) El péndulo de la cizaña golpea duro a quien inocentemente cree estar en una justa balanza. No me gusta hablar de esto con cualquiera, sólo contigo que sé que me entiendes. A veces, me cuesta salir de mi caverna porque lo que veo no me gusta y quiero pensar que no todo es así pero no logro conseguirlo. Cada vez es más difícil creer en lo que hay fuera. En la oscuridad de mi cueva, pequeñas hogueras de amor alumbran tanto mi vida que no necesito salir de ella pero soy espíritu curioso y rebelde y no puedo conformarme. Aunque la luz de fuera me corrompa y me impida mostrarme tal como soy, la busco y persigo para cambiar su ser. Ayer, alguien me hizo soñar con París, y pensar que tengo otros horizontes que conocer; quizás mejores, quizás peores pero seguro que diferentes. Fue otro soñador, libre de ataduras inventadas, que vuela más lejos que yo y que me invitó a cruzar el mar soltando el ancla de mi montaña. Pero me cuesta vivir ...

El lucero del Moncayo.

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Venus reposa sobre las cumbres del Moncayo esperando a las estrellas. "Caballo caballero, de capa y sombrero cuenta las estrellas que hay en el cielo, cuentalas tu que yo no las veo, veinticinco y el lucero, veinticinco y el lucero." La Chaminera Allí, junto a las cumbres más altas, brilla el lucero del Moncayo siguiendo al sol tras el ocaso. Duerme, no tengas miedo, las estrellas y planetas guardan una pequeña luz que encenderá de nuevo el astro que ilumine tus pasos. Los negros pensamientos se esconden en la oscuridad de la ignorancia. Espera, no juzgues sin conocer. Cuando no se ve, acusan los que pecan y las malas e interesadas conciencias pueden ser peligrosas. La luz se apaga pero llegará el día y con claridad elegirás como vivirlo y con quien compartirlo. Yo sigo en mi montaña y tras un extraño sueño continúo caminando. Nota: Venus, el lucero del Moncayo, es el segundo objeto más brillante de la noche moncaína tras la luna. En determinadas épocas ...

Símbolos.

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Escultura a María Moliner (Novallas). Talla el artista las palabras con la pluma o el cincel, son las pistas que tendrás que utilizar para llegar a entender su mundo interior. Sube un peldaño tras otro para alcanzar el saber. Abre el libro, cae en la profundidad del infinito espacio y atrapa el mundo en tus manos. Cuando entiendas que las letras pueden hacerte sentir y veas al buho volar a tu alrededor, habrás llegado. Creo que escuché tu grito en un mundo de sordos y gracias a ti pude ver. Ella, como yo, encontró el sentido a las palabras que los cuadriculados deshumanizaron, hicieron como que no existía pero ayudó a otros muchos a ordenar las letras dentro de un alma. Ahora sólo tengo que tallar las mías para que  otros puedan traducirlas y encontrarme. José M. Aguado, talló en piedra negra de Calatorao esta escultura dedicada a María Moliner llena de símbolos: Peldaños. Un diccionario especial. La cara de un buho en su torso. Una esfera de bronce. La A mayúsc...

Misteriosa.

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Cuentan que en Moncayo existía una misteriosa mujer que todo lo sabía, los vientos le susurraban al oído muchas de las historias que acontecían a su alrededor. Era silenciosa y huidiza, no le gustaba ser reconocida  porque muchos querían conocer los secretos que se le confesaban. La halagaban para sonsacarselos con falsas lisonjas o la malmetían contra gentes vecinas para que estas no pudieran enterarse de las falsedades que les rodeaban. Al principio ella contaba.... cautivando con sus narraciones y coleccionando miradas... pero pronto se dio cuenta de que nadie quería verse retratado en sus profundos y acusadores ojos. La buena gente la apreciaba pero temía lo que le rodeaba, hubieran querido avisarla de que quienes revoloteaban a su alrededor buscaban exprimir su sabiduría y una vez utilizada culparla de hechicera, acusándola de usar su poder sólo en beneficio propio. Ellos no podían saber que ella les creería. Serían los aires del Moncayo ...

Ídolos de barro.

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Morana. Ni sequía, ni diluvio. Ni ángel, ni diablo. Ni ídolos de barro. No estoy por encima del bien y del mal, sólo busco encanto. Cayó la piedra en río revuelto y nadie pareció enterarse, pero yo vi la mano. Esperaba que lo hicieras y no me has decepcionado, ¿o sí? Quizás lo hice yo, no lo sé, ya no importa. Este barro se revela y  no se deja moldear. El valle se cierra y tengo que recuperar mi cauce, he de dejarte...

¡Por Júpiter!

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¡Por Jupiter! "Super montem Cayum in Celtiberia constructorum este templu Jovi" Cuentan por el Moncayo, que en tiempos de romanos hubo, en su cima más alta,  un templo (una enorme columna) dedicado a Júpiter, Dios del cielo y la justicia. Lo que se tiene como creencia popular fue documentada en el siglo X por "El cronicón de Hauberto", mozarabe sevillano de origen alemán, pero tengo que aclararte que el tal Hauberto nunca existió y tampoco su cronicón. Dicho documento, impugnado y tachado de falso, realmente fue escrito por Antonio de Nobis, más conocido como Lupián de Zapata , clérigo y cronista español que vivió en el siglo XVII, conocido por falsificar documentos que llegaba a manipular sometiendo los pergaminos al calor de hornos para que parecieran más viejos. En esta falsa crónica "además de señalar el mes y día exactos de la Creación, afirmaba que Adan y Eva fueron los primeros monarcas de España, y no Tubal, nieto de Noe" (...

Invierno en el Moncayo, llegaron las nieves.

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Moncayo desde Maleján (Campo de Borja) Mucho frío estos días en el Moncayo que ennegrece un paisaje congelado y ralentiza la vida de sus habitantes. Son los cielos los que secuestran la belleza habitual de sus laderas, con un desfile de curiosas nubes de gran hermosura y dulzura en las primeras horas de la mañana pero amenazantes y enroscadas según el sol va perdiendo fuerza. Entre el cielo y la tierra un extraño ambiente impregna el pasar de los días. En mis incursiones moncainas me queda un amargo sabor al mezclarme con sus gentes, parecen moverse a cámara lenta mientras oigo los ecos de sus conversaciones que llegan tarde a los oídos de sus interlocutores. Tengo la impresión de que hay algo que no va bien y de que la llave que consiga que el tiempo se acorde a los hechos que han de ser está en mi poder. La cerradura donde debo introducirla se aleja cuanto más corro y se acerca cuando paro; sin embargo, no es impotencia lo que siento. Los tiempos que corren no son...

Cuando la niebla me atrapa.

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Llega el día que la gota colma el estanque que parecía tranquilo y lo desborda con un torrente de rabia demasiado tiempo contenida. Culpas a todos de lo que tú no haces y lo pagas con el que tienes más cerca. Destruyes con saña porque te sientes destruido y te crees con el derecho de dar lo que recibes. El agua cristalina se vuelve turbia y embarra lo que te rodea. Los logros forman parte del pasado y pierden todo su valor porque sólo ves lo que no tienes. La furia te ciega y crees que el mundo es injusto, que todos están en contra tuya y que nada vale la pena. Caes en un pozo donde la niebla te atrapa, te roba la ilusión de confiar, todo queda empozoñado por el fracaso de los que se revuelven heridos de muerte y siembran mal para que la hierba no vuelva a crecer sobre el barro donde yacerán. No me gusta que me digan lo que tengo que creer, no me gusta que olviden lo que costó conseguir, no me gusta que hayan conseguido mancharme y cada vez me cueste más ver lo...

Dama de noche.

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La Sultana (Torre de la Magdalena) me guía como un faro en la noche hacia el barrio alto de Tarazona. Acudo a su llamada y subo por los Recodos hacia ella. Silencio bajo la luz de las viejas farolas, no hay ruido de pasos ni risas de turistas felices. Busco la puerta al pasado bajo los arcos de sus estrechas calles pero podría encontrarme en cualquier punto de la línea del tiempo sin saberlo; la torre burlona no me pierde ojo y me sigue sobre los tejados. Calle y Arco de la Traición.  Entro  y salgo hasta llegar a los callizos de la judería. La noche oculta sus cicatrices. Bajos del Palacio Episcopal. Tampoco hay nadie allí, a sus moradores los expulsaron hace ya unos siglos, ¿habré conseguido viajar atrás? Vuelvo sobre mis pasos hacia el mirador del palacio episcopal.  Un motor rompe el encanto y al asomarme al vacío me despierta la moderna Tarazona. He vivido un gran privilegio, la  dama me ...

Noche de difuntos.

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"Era cabra y no oveja. Nadie le hizo caso y acabó ahorcado. Se incorporó inmediatamente a las procesiones de ánimas que en la noche de todos Santos siluetean Moncayo. En cada casa una vela por difunto, si lo olvidas pueden aparecer tus trenzas cortadas. Tampoco trabajes o pagarás con un cordero que insistirá en dirigirse sin remedio hacia el camposanto.   Desde que se ponga el sol no salgas a los caminos, no sea que te cieguen las luces y no puedas llegar a tu destino y escucha esas voces que, como la ruedas de molinos, suenan repetitivas y monótonas.   No olvides poner el plato de sal y las tijeras abiertas con tus difuntos y pon las calabazas con velas dentro. No te asuste el ulular misterioso ni el lento tañer de de las campanas tocando a muerto..." Texto extraído de cartel del anterior museo de la Brujería de Trasmoz.  Noche de difuntos, la delgada línea que separa este mundo con el más allá se estrecha hasta romperse permitiendo la entrada de l...

En la montaña "maJica".

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¡Buenas! ¿Se puede? ¿Sigues ahí? Jeje, ya veo que sí. Perdona mis largas ausencias pero mi nueva poción mágica me tiene muy ocupada. Aún así, sigo recorriendo el Moncayo y no me pierdo una. Estaba yo un poco atascada porque a veces se difumina la dirección del camino a seguir, pero no hay como un paseico por mi Moncayo para aclararse las ideas y eliminar las nubes negras que algunos trolls implantan en mi cabeza. Estando aquí no puedo parar y he descubierto que las tardes del domingo no tienen porque ser tarde de lamentos, al contrario. Los lunes ya son otra cosa... pero llega el martes y... ¡ya queda un día menos para volver! Paseando con mi "príncipe" remolón, al que llevo loco de aquí para allá, la montaña nos obsequió con esta bella vista, propia de los cuentos de antes. Andábamos a la caza del atardecer desde uno de los montes de Añón, cegados por la caída del sol, cuando el Pico de la Mata llamó mi atención, ¡que cerca se veía! Las nubecillas se escapaban por ...