Un futuro verde y azul.

Queridos amigos:

Os va a chocar pero tengo la estrafalaria idea de que el futuro no es gris y metálico sino verde y azul como mi Moncayo. Un buen día descubriremos que las ciudades no son esplendidas y alegres, sino lúgubres y frías. Nos daremos cuenta que no es bueno estar siempre a la defensiva y que vale la pena conocer a las personas que te rodean. El futuro que describen las novelas y películas de ciencia ficción nunca existirá porque un día, al fin, recapacitaremos y dejaremos de autodestruirnos.

Viviremos en entornos saludables que cuidaremos y amaremos, huiremos de la estúpida idea de vivir en ciudades que compiten por extenderse y acicalarse exteriormente sin cuidar antes y ante todo el bienestar de las personas que las habitan, si es que queda alguien en ellas porque seguramente volveremos al campo... las ciudades dejarán de tener sentido.

Veneraremos y mimaremos a nuestros mayores. Los niños recuperarán la imaginación y jugarán en pueblos o pequeñas ciudades donde todos se conocerán. Estos pueblos no lucharán por acaparar servicios básicos y los que tengan los compartirán con otros pueblos cercanos. Cuidarán su entorno hasta donde la vista les llegué y estarán tranquilos de que otros ojos velarán el otro lado del horizonte.

Por supuesto, en mi futuro no permitiremos que nuestro vecino pase hambre y frío porque nos gustará pensar que él también nos echaría una mano si lo necesitáramos. Volveremos al trueque, no generando basura innecesaria. Los oficios más valorados y demandados serán los que creen sin destruir y los que recuperen instrumentos que nos hagan más fácil la vida pero no nos esclavicen. Además, nos molestaremos en conocer bien a las personas y no en tener mil llamados amigos reflejados en una pantalla.

Seremos tan felices... Casi tanto como yo lo soy cuando el encanto del Moncayo me envuelve y la sencillez se apodera de mi razón, expulsando los espejismos que el materialismo crea en mi mente.


Cartas desde mi Villa



Moncayo azul y verde



Comentarios

  1. hola Rocio, me encanta esta carta que has escrito desde tu villa ,me siento tan identificada con todo lo que en ella ella dices , hablamos exacatamente el mismo idioma, pensamos exactamente igual de lo que es vivir, lo dificil es conseguir los objetivos pues tu eres tu y tus circunstancias pero yo no desespero y luchare por despertar cada amanecer frente a ese Moncayo mimoso y callado que jamas pierde su encanto, su belleza, su paz. para mi el Moncayo es una forma de vida,un saludo Belen

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Belén, discúlpame pero no había visto tu comentario hasta hoy. Espero que tu sueño esté más cerca que hace un año cuando escribiste esto.
      Un abrazo.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

LA CUESTA MÁGICA DEL MONCAYO

10 cosas que no puedes dejar de hacer en la Comarca de Tarazona y el Moncayo.

El Géiser y las Pozas Termales de Pozuelo de Aragón