En la caverna.

Nieva en el Barranco de Valdetreviño (Talamantes)

El péndulo de la cizaña golpea duro a quien inocentemente cree estar en una justa balanza. No me gusta hablar de esto con cualquiera, sólo contigo que sé que me entiendes. A veces, me cuesta salir de mi caverna porque lo que veo no me gusta y quiero pensar que no todo es así pero no logro conseguirlo. Cada vez es más difícil creer en lo que hay fuera.

En la oscuridad de mi cueva, pequeñas hogueras de amor alumbran tanto mi vida que no necesito salir de ella pero soy espíritu curioso y rebelde y no puedo conformarme. Aunque la luz de fuera me corrompa y me impida mostrarme tal como soy, la busco y persigo para cambiar su ser.

Ayer, alguien me hizo soñar con París, y pensar que tengo otros horizontes que conocer; quizás mejores, quizás peores pero seguro que diferentes. Fue otro soñador, libre de ataduras inventadas, que vuela más lejos que yo y que me invitó a cruzar el mar soltando el ancla de mi montaña. Pero me cuesta vivir sin el calor de mi hogar y el rayo de sol que me protege cuando camino por el Moncayo.

Y no puedo llevarla conmigo, aunque a veces me parezca ligera, realmente una montaña es muy difícil de mover, son necesarios muchos soñadores para ello y sé que existen pero son incapaces de encontrarse. Es ahora cuando me doy cuenta de que son muchas la cavernas y lo que me hace pensar que la evolución pudiera ser sólo inventos de la imaginación. Se necesita poder...

Rocío Herrera.           






Comentarios

  1. Bonito texto Rocio, haber si tienes suerte y consigues editar el libro. Por cierto que tal está el Moncayo de nieve, sobre todo por la zona del Hayedo, saludos

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    1. Hola Eduardo! Perdona el retraso en contestar, he estado muy liada. Yo creo que hay nieve en el hayedo pero no he estado en las últimas semanas.
      Saludos!

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