La ruta de los Bécquer



Entre almendros y parajes encantados paseaban los hermanos Bécquer durante su estancia en el monasterio de Veruela, así que nosotros quisimos recorrer junto a ellos los lugares que luego plasmaron en sus dibujos y leyendas.

Esta ruta está bien señalizada con postes o marcas lilas y blancas en los diferentes cruces de caminos. Si tenéis cuidado en no despistaros, podréis llegar a Litago sin perderos ninguno de los puntos en los que se nos explica la ruta, con grabados de Valeriano y textos de Gustavo Adolfo.

El punto de partida está situado en el parking del monasterio, sólo hay que cruzar la carretera y seguir por el camino donde se encuentra la cruz negra, allí el poeta esperaba sentado la correspondencia de Madrid. Este primer tramo está señalizado con postes que nos dirigen hacia Trasmoz, pasando antes junto al yacimiento de la Oruña al que os recomendamos que os acerquéis y contempléis las vistas de la montaña mágica que sus habitantes antaño seguramente adorarían.

En Trasmoz la ruta se desvía antes de entrar en el pueblo, para rodearlo y alcanzar el castillo, pero también os recomendamos que paseéis por sus calles y entréis al castillo si lo encontráis abierto, además podréis comprar uno de sus deliciosos quesos artesanos para el almuerzo .

Nos asomamos al cementerio y tras la visita al castillo toca hacernos la foto con uno de nuestros ilustres compañeros de viaje, junto al castillo una bonita estatua de Gustavo Adolfo Bécquer mira a la montaña que como a nosotros un día le hechizó.

Volvemos al camino y tomamos la pista de tierra que tras el cementerio se dirige a Litago, enseguida encontraremos el barranco por donde cayó una de las brujas más famosas del pueblo, la tía Casca. En este tramo un fuerte viento nos acompaña y nos asomamos con miedo a donde antiguamente habría un profundo barranco, ahora cegado.

Seguimos paseando entre almendros en flor pero el paisaje va cambiando y aparecen carrascas y vegetación de monte. En todos los cruces de caminos encontraremos las marcas que os comentamos al principio, buscadlas siempre y no vayáis por los marcados con una cruz. Costará un ratillo pero pronto veréis Litago a lo lejos, el camino transcurre entre huertas y campos donde seguramente os cruzaréis con los hombres que los trabajan. Pronto entraréis en este pueblo y en su plaza podremos leer el último y emotivo cartel de esta ruta maravillosa. Sólo nos queda tomar un buen reconstituyente en el bar "Los cazadores" muy coqueto y acogedor, aunque por fuera no lo parezca, y volver por donde hemos venido, satisfechos de haberlo conseguido para poder contároslo después y compartir con vosotros todas las fotos que sacamos en el correspondiente video. Hasta la próxima ruta.

Comentarios

  1. Hola Rocio, me imagino que si hay que volver a pie de nuevo hasta el Monasterio, en total serán 15 km ¿no?, saludos

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    1. Hola Eduardo, exacto, son 15 km. No se hacen duros, siempre y cuando no haga viento o calor (no hay nada de sombra).
      Saludos!

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