Póngame un cuarto kilo Moncayo.
Un día cualquiera, en un Moncayo cualquiera:
- Buenos días, póngame un cuarto kilo de Moncayo.
- ¿Cómo dice? - pregunto extrañada.
- Sí, ¿no es aquí donde reparten Moncayo gratis?
- Pues mire, va a ser que no. Aquí practicamos encantamientos varios, es tarea de otros venderlos. De todas formas, el Moncayo es infinito e indivisible (Este tío quiere quedarse conmigo)
Pero continuaba con la tontería:
- De eso nada, que a mi me han dicho que visite la parte donde hay un monasterio muyyy antiguo y se puede subir a la cima. Además, tengo entendido que los árboles crecen como setas o las setas como árboles, no estoy muy seguro
- Pero oiga...
- Además, este verano han abierto una catedral que no ha podido visitarse en muchos años. Bueno, si quiere le pago, ¿qué? ¿me lo vende o no?
(Auuum, contrólate Rocío)
- Mire, el Moncayo se vende solo pero no por peso. Si quiere le enseño sus mil caras, que no gramos...-le contesto lo más serenamente posible, molesta por su insistencia.
- Nada, no tengo tiempo, sólo he venido un fin de semana.
- Bueno, pues entonces diríjase a la oficina de turismo más cercana de su cuarto de Moncayo y allí le informarán, aquí ofrecemos mucho más- y me despedí entristecida por no poder ayudarle.
Lo que no le dije es que la oficina más cercana está como poco a unos 15 kilómetros. Además, en un fin de semana se iba a perder muchos de los encantos de su cuarto de kilo, pero no le habían vendido otra cosa donde quiera que fuese.
En la Sierra del Moncayo está la cima más alta de las provincias de Soria y Zaragoza pero su imponente perfil destaca, también, en las vecinas Navarra y La Rioja. Es una pena que su territorio y poderoso influjo se vea limitado por fronteras y rayas invisibles provinciales e incluso comarcales. En cierta manera, han partido y repartido una montaña de una enorme riqueza paisajística, cultural y natural que se puede apreciar mucho mejor en su conjunto. En la humildad de sus pequeños pueblos está su grandeza, sin menospreciar a las bellas ciudades de Agreda, Tarazona, Borja, Illueca y Tudela, capitales de comarcas diferentes, y únicos lugares donde encontrarás oficinas de turismo.
No dejes que te encajonen, conoce sus mil caras y mucho más. El territorio Moncayo se extiende a los pies de la montaña hasta donde se pierde el horizonte y más allá.
Aviso: Cualquier parecido de este dialogo inventado con la realidad es mera coincidencia.
- Buenos días, póngame un cuarto kilo de Moncayo.
- ¿Cómo dice? - pregunto extrañada.
- Sí, ¿no es aquí donde reparten Moncayo gratis?
- Pues mire, va a ser que no. Aquí practicamos encantamientos varios, es tarea de otros venderlos. De todas formas, el Moncayo es infinito e indivisible (Este tío quiere quedarse conmigo)
Pero continuaba con la tontería:
- De eso nada, que a mi me han dicho que visite la parte donde hay un monasterio muyyy antiguo y se puede subir a la cima. Además, tengo entendido que los árboles crecen como setas o las setas como árboles, no estoy muy seguro
- Pero oiga...
- Además, este verano han abierto una catedral que no ha podido visitarse en muchos años. Bueno, si quiere le pago, ¿qué? ¿me lo vende o no?
(Auuum, contrólate Rocío)
- Mire, el Moncayo se vende solo pero no por peso. Si quiere le enseño sus mil caras, que no gramos...-le contesto lo más serenamente posible, molesta por su insistencia.
- Nada, no tengo tiempo, sólo he venido un fin de semana.
- Bueno, pues entonces diríjase a la oficina de turismo más cercana de su cuarto de Moncayo y allí le informarán, aquí ofrecemos mucho más- y me despedí entristecida por no poder ayudarle.
Lo que no le dije es que la oficina más cercana está como poco a unos 15 kilómetros. Además, en un fin de semana se iba a perder muchos de los encantos de su cuarto de kilo, pero no le habían vendido otra cosa donde quiera que fuese.
En la Sierra del Moncayo está la cima más alta de las provincias de Soria y Zaragoza pero su imponente perfil destaca, también, en las vecinas Navarra y La Rioja. Es una pena que su territorio y poderoso influjo se vea limitado por fronteras y rayas invisibles provinciales e incluso comarcales. En cierta manera, han partido y repartido una montaña de una enorme riqueza paisajística, cultural y natural que se puede apreciar mucho mejor en su conjunto. En la humildad de sus pequeños pueblos está su grandeza, sin menospreciar a las bellas ciudades de Agreda, Tarazona, Borja, Illueca y Tudela, capitales de comarcas diferentes, y únicos lugares donde encontrarás oficinas de turismo.
No dejes que te encajonen, conoce sus mil caras y mucho más. El territorio Moncayo se extiende a los pies de la montaña hasta donde se pierde el horizonte y más allá.
Aviso: Cualquier parecido de este dialogo inventado con la realidad es mera coincidencia.
Baja el sol en un cielo sin límites, infinito como mi Moncayo. |
Me encanta, Rocio, como todo lo que escribes... chica "TU SI QUE VALES"¡¡¡¡¡¡¡
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