Morcillada en Los Fayos, al "ladico"del Moncayo


 “Para San Antón, el que no mate tocino, no comerá morcillón”


El pasado sábado, acudíamos a Los Fayos al olor de las morcillas que se realizan allí para San Antón. Pero antes, teníamos que encontrar a las artesanas que las elaboraban, así que a nuestro buen amigo Jesús no se le ocurrió más que coger por banda a un grupo de jóvenes y preguntarles por la matanza. Se miraron entre si y con cara de susto huyeron espantados. O no son de aquí o no les gustan las morcillas -pensamos- porque tenemos cara de buenas personas y peligrosos no parecemos.

Finalmente, tras dar varias vueltas  buscando el pabellón municipal donde se reunía el pueblo para la matacía, encontramos a una buena señora que nos indicó el camino correcto y que sonrió al preguntarle por el mondongo.

La matacía de Los Fayos se recuperó hace 9 años y actualmente consiste en la elaboración de morcillas artesanas por la gente mayor de pueblo, siendo un día de fiesta en la que participan vecinos y visitantes. El cerdo se compra en Tarazona y ya no se sacrifica en el pueblo por razones sanitarias, aunque antiguamente llegó a haber dos matarifes encargados de su sacrificio. Todas las familias criaban y mataban dos cerdos, así que cada matarife mataba un cerdo en cada casa. Las familias pudientes consumían los dos pero el resto consumía uno y reservaba el otro para la venta.



Cuando llegamos al pabellón municipal, los hombres cocinaban fuera un rancho con la carne del animal para la hora de la comida. Dentro, las mujeres estaban en plena faena, preparando las morcillas, dulces y saladas, con la morcillera, que sirve para rellenar las tripas.



El relleno consiste en arroz, miga de pan, sangre, manteca, canela, piñones y un poco de pimienta. A las dulces se les añade pasas y azúcar. Para diferenciarlas de las saladas se atan con un cordón de otro color, en este caso rojo.


Antes de cocerlas hay que pincharlas bien porque el arroz del relleno no se cuece del todo y al hincharse puede romper la morcilla.



Una vez cocidas, se dejan reposar tapadas con un paño y se dejan enfriar para que suden y tomen cuerpo.



Nosotros tuvimos que marchar y no pudimos quedarnos a probarlas pero estoy segura de que tienen que estar más que buenas. Energía la que tienen los fayanos, que no pararán de comer, divertirse y bailar durante todo el día. Con una sonrisa llegamos y con otra nos marchamos, agradecidos por la amabilidad de unas encantadoras y hermosas artesanas que nos contaron los secretos de sus morcillas, alguno me reservo porque estas morcillas sólo se pueden comer en Los Fayos. ¡El año que viene no nos vamos sin probarlas!



Comentarios

  1. Cada día es más difícil ver la matacía en los pueblos, yo por suerte en la parte de Soria, tengo un amigo, que todos los años la hace, aunque a mi la morcillo con eso de que lleva piñones no me va mucho, Saludos

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    1. Este sábado tenemos matacía en Añón de Moncayo, si quieres puedes aprovechar.
      Saludos!

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