Artistas del Moncayo: José M. Aguado

JOSE PEDRO MARTINEZ AGUADO (Joselito Aguado)

Novallas (1950-2011). Escultor con más de 30 años de experiencia profesional, inicia su carrera profesional en Madrid, aunque siempre ha estado estrechamente vinculado a su tierra, donde ha desarrollado la mayor parte de su obra artística. Escultor polifacético, para la realización de sus obras utiliza materiales tan aragoneses como la madera de olivo y el alabastro, sin abandonar otras técnicas o materiales como el bronce, la piedra de calatorao, etc.

Archivo de artistas visuales aragoneses

Demasiado tarde para conocerle pero no para admirarle...

Es necesario que te cuente... porque pocos como él tuvieron el poder de escuchar y revelar de manera tan sublime el alma de la materia que moldeaba. En esta tierra mágica, las piedras y las raíces centenarias de los olivos narran historias de pasiones que él ayudó a plasmar.

Nació, creó y creyó en Novallas, un pueblo de la comarca de Tarazona y el Moncayo muy cercano a la capital de la comarca. Allí abrió su sala RAICES y en "la casa del artista" tenían cabida todos, por lo que fundó y ubicó ALAM, Asociación Libre de Artistas del Moncayo. Esto hizo que en un pequeño pueblo comenzara una gran movimiento cultural envidiable y propio de una gran ciudad. Hubo quien pensó, e incluso insinuó, que todo esto no se hace sin un interés material; la generosidad del artista no es siempre comprendida y menos en un lugar dividido, donde filias y fobias del pasado ciegan el presente. Las pasiones, que él tan bien reflejaba en sus obras, nublan la mente de muchas personas y ocurrió algo (que me han pedido no contar) que hizo que sus raíces comenzaran a gritar reclamando justicia.  El sentido común no se impuso, quedando el futuro en manos de la sabiduría,  pero que no te quepa duda de que algún día la lechuza volará de nuevo sobre "La Plaza de las Artes". 

Sala RAICES (Novallas)

Oí, leí, dudé... pero sus obras me mostraron la verdad. Llegará el día en que la sabiduría pondrá al reyezuelo en su lugar y el dolor se calmará.

"¿Por qué?"
El dolor de una madre que ha perdido a su hijo entre el poder y la sabiduría.

 No vivió una pesadilla, sólo fue que el destino no le dejó despertar.

Y un último grito, esta vez de esperanza.

Cuando ella grite VEN, acudiremos.