El Salto del Batán.

Salto del Batán en el río Isuela.

Una minúscula gota de agua no sacia sed y apenas moja pero cuando se junta con otras dejan su impronta allá por donde van, resurgiendo los verdes y moldeando el paisaje.

En el paraje de los “Pozos Altos”, el agua del río esculpe en la dura piedra una pequeña obra de arte natural. El líquido elemento incoloro, que se escapa de entre tus manos si lo intentas agarrar, es capaz de redondear las aristas de la sólida roca para endulzar su paso por este bello rincón del valle del Isuela.





En el aire un antiquísimo puente románico mantiene el equilibrio creyéndose inmortal y más poderoso que el agua, a la que hasta ahora logra vencer. Gracias a él cruzamos al otro lado por una fina línea de piedras, colocadas sabiamente, utilizadas para llegar a un viejo molino trapero escondido entre la vegetación. La mano humana también moldea el paisaje pero no es fiel a su obra y la abandona cuando ya no le es útil. En las ruinas del batán duermen arrinconadas dos trabajadas ruedas de piedra que molerían el trigo en un uso posterior como molino harinero; las pequeñas gotas eran capaces de generar la fuerza que las moviera. Ahora, pasan de largo libres, en pequeñas cascadas, y se remansan bellísimas en los pozos del salto haciéndonos guiños con sus brillos.


Rueda de molino.

En el Salto del Batán son muchos los que han refrescado su cuerpo y limpiado su mente, es un lugar ideal para dejarse acariciar por el viento mientras las gotas te salpican en su caída. Nosotros tenemos que continuar nuestro camino, aunque con ganas de volver pronto para poder parar el tiempo durante unas horas, como el valiente puente que nos devuelve a la llamada “civilización”. Pisamos su arco con respeto y rezamos porque no ceda y resista pero… ¿hasta cuándo? Nos tememos que no será el tiempo quien lo venza, llegará el hombre y lo cubrirá de horrible hormigón, como han hecho ya en otros lugares. Lo firmará con el típico cartel medalla de “financiado por”, que nunca quitará, y pasará a formar parte del patrimonio irreal de cartón piedra que algunos creen que es el turismo rural. En fin… quizás no, puede ser que el tiempo le derrote y su espíritu quede en los recuerdos de los que un día pasamos por él o puede que personas agradecidas por su labor lo restauren con respeto y lo hagan verdaderamente inmortal.

Puente románico del Batán (Calcena)



Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. reafirmo el mensaje de felix....gracias por todo esto,la primera vez que pise ese lugar fue el dia que conoci a tu compañera la brujilla catalana,,,,,,,,,que me hizo un tour
    bss

    ResponderEliminar
  3. Precioso!, único y espectacular.. Pero donde esta esto en aranda o calcena? Es por ir a verlo. Gracias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, me alegra que te guste. Está en el Municipio de Calcena, en la comarca zaragozana del Aranda.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

LA CUESTA MÁGICA DEL MONCAYO

10 cosas que no puedes dejar de hacer en la Comarca de Tarazona y el Moncayo.

El Géiser y las Pozas Termales de Pozuelo de Aragón