Ya los almendros en flor tapizan las Tierras del Moncayo, ya la savia revive el árbol y anuncia la primavera, las vides crucificadas en los modernos emparrados muestran sus muñones recién cortados y el romero alegra el monte con sus flores azules. No nos acompañaba el tiempo ya que era algo desapacible, pero recorriendo los campos de Ambel no podíamos parar de exclamar: “¡Qué bonito! ¡Qué preciosidad!”. El paisaje era difícil de fotografiar para una aficionada novata como yo, un envidioso viento me desestabilizaba, la neblina camuflaba el horizonte y un molesto sol deslumbraba a mi objetivo reflejándose en la bruma, además llevaba la cámara “patatera” porque sigo sin encontrar el cargador de la nueva.
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Campos de Ambel con la Muela Alta de Borja al fondo. |
Acabamos refugiándonos en el coche y avanzando motorizados por los caminos, buscando nuevos rincones secretos muy escondidos en las serranías de Campo de Borja. Partiendo de Alcalá de Moncayo, nos dirigimos a Ambel por una pista asfaltada que entre almendros en flor nos deparó unas preciosas vistas primaverales y el encuentro de las gigantescas encinas gemelas de los Dusmet que a un lado del camino, muy juntitas, oteaban los antiguos dominios de esta generosa familia que cuidó y protegió muchos de los árboles singulares de sus propiedades.
Los almendros de la izquierda del camino formaban en flor, los de la derecha, con el Moncayo al fondo, aún esperaban la orden y aguantaban sus brotes rosáceos ansiosos de convertirse en flores de algodón. Curioso que un par de metros de camino organizara una floración escalonada.
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Almendros en flor. |
Romeros en flor, encinas solitarias, olivos centenarios y campos de almendros nos acompañaron hasta Ambel, pueblo de origen templario del que os hablaré pronto ya que considero que debería ser más “reconocido”, pero esta vez pasamos de largo. Íbamos en busca de un rincón de su término, el Ojo de Ambel, sólo para ubicarlo ya que lo mío no es la espeleología. La fuente del Ojo de Valjunquera es la entrada a una gran cueva que pocos conocen y a la que se puede acceder cuando este acuífero kárstico lleva poca agua; en épocas de lluvia abundante sale un gran chorro a presión y la gente del lugar dice que “ha salido el Ojo”.
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Ojo de Ambel. |
Para llegar hasta allí, una vez en Ambel, tomamos la carretera que se dirige a Talamantes y pasado el kilómetro diez, justo antes de cruzar el puente de Valjunquera, nos desviamos a la derecha por una pista de tierra hasta encontrar una gran piedra gris junto al camino, antes de una curva cerrada a la derecha (a unos 500 metros del desvío). Dejamos aquí el coche, y atravesando el campo de cereal, seguimos el sendero unos 100 metros. Pasaremos por un primer pequeño barranco, afluente del que buscamos, y una vez en el segundo barranco bajaremos abajo con cuidado para descubrir el Ojo de Ambel o de Valjunquera, entrada a la cueva de un kilómetro de longitud. El agujero de sólo 40 cm de ancho da paso a unas galerías más amplias que tras una zona encharcada y escalando una pequeña pared pueden recorrerse sin grandes problemas con el equipo y los conocimientos necesarios. A 700 metros hay que salvar un sifón por lo que es necesario equipo de buceo, el recorrido terminará en un nuevo sifón infranqueable al final de la cueva, tras unos 1.100 metros de recorrido.
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Entrada a la cueva. |
Tras la foto correspondiente y con unos dientes hasta el suelo, por no tener los medios y el valor para conocer la cueva por dentro, nos dirigimos a otro curioso lugar muy cerca del Ojo de Ambel. Siguiendo el sendero, 500 metros valle arriba, una enorme muralla natural parece cerrarnos el paso, ¡la encontramos!, hemos topado con la Peña Dorada.
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Peña Dorada |
El pliegue-falla de Peña Dorada está formado por calizas jurásicas que se formaron en un ambiente marino. Entre campos de cereal, caminamos hasta su cara sur donde se aprecia perfectamente un plegamiento suave y una fractura inversa de pequeño salto (gracias Paco por la información). Si vais con niños, les gustará buscar cubos de pirita e incluso fósiles, fáciles de encontrar en el entorno de Valjunquera.
Nos hubiera gustado continuar conociendo nuevos lugares de esta sierra pero se nos hizo tarde, los estómagos rugían y tuvimos que volver a Villa Encanto. Continuaremos pronto… queremos más y más.
Os metisteis un poco por el ojo?. Yo un día entré y es chulísimo. Eso sí, solo 5 o 6 metros porque para meterte más hay que ir bien equipado.
ResponderEliminarHola Roy, no hemos entrado, pero hemos visto fotos de su interior en el siguiente enlace: http://lacabrademonte.blogspot.com/2010/10/de-cuevas-por-la-provincia-de-zaragoza.html
ResponderEliminarSaludos!!
qué envidia Rocio ainsssss qué largo se me está haciendo, de verdad. Id preparando una excursión chula para le finde que viene vale?? ya iremos hablando...
ResponderEliminarDe momento hemos planeado hacer jardinería jajaja. Hemos comprado un boj para plantarlo en la puerta de casa.
Ahhhhhh y no te olvides del cuento de Pyrene que no veas la tía cómo se acuerda!!!!
Que excursión tan bonita! Cuantos sitios por visitar en nuestro querido Moncayo...
ResponderEliminarla encantadora se nos acerca,,,,queremos conocerte,,puede ser?
ResponderEliminarpilar y david
Claro que sí, llamadme y quedamos a tomar un café. Jeje, esto fue la primavera pasada, frecuento vuestra zona, por el collado negro llegamos en un momento.
ResponderEliminarSaludos!!