Caminando con Poetas
Me encuentro ante una hoja de word en blanco, como muchas veces se encontrarán los escritores que nos acompañaron el pasado domingo, en la primera edición de la "Ruta de los Bécquer" de este año. Sólo pudimos recorrer con ellos el tramo de Veruela a Trasmoz pero fue suficiente para contagiarnos de nuevo con la magia de este camino, incrementada por la compañía de las musas de personajes tan sensibles a su belleza.
Un trayecto que a paso ligero se recorre en media hora, se alargó casi a las dos horas, con múltiples paradas que explicaban el paisaje y se aprovechaban para llenar el ya rico aire del Moncayo con poesía y recuerdos del paso de los Bécquer. Continuó el grupo hacia Litago, regresando nosotros a Villa Encanto, pues no habíamos contado con que la poesía paraliza el tiempo pero no los relojes. Alcanzar Litago con ellos nos hubiera hecho llegar tarde a una comida con otros amigos a los que teniamos muchas ganas de volver a ver. Ya a paso ligero, caminábamos hablando de organizarnos mejor en julio, en la segunda edición de la ruta, e incluso en traer a nuestros hijos, ya que a ese ritmo no se hacía pesado y podían corretear con otros niños. Había una pequeñilla que llevaba a su madre detrás con la lengua fuera, y eso que cuando la vi pensé que pronto pediría brazos.
Un trayecto que a paso ligero se recorre en media hora, se alargó casi a las dos horas, con múltiples paradas que explicaban el paisaje y se aprovechaban para llenar el ya rico aire del Moncayo con poesía y recuerdos del paso de los Bécquer. Continuó el grupo hacia Litago, regresando nosotros a Villa Encanto, pues no habíamos contado con que la poesía paraliza el tiempo pero no los relojes. Alcanzar Litago con ellos nos hubiera hecho llegar tarde a una comida con otros amigos a los que teniamos muchas ganas de volver a ver. Ya a paso ligero, caminábamos hablando de organizarnos mejor en julio, en la segunda edición de la ruta, e incluso en traer a nuestros hijos, ya que a ese ritmo no se hacía pesado y podían corretear con otros niños. Había una pequeñilla que llevaba a su madre detrás con la lengua fuera, y eso que cuando la vi pensé que pronto pediría brazos.
Con el Moncayo de telón de fondo. |
Como los Bécquer, recorremos el Moncayo capturando imágenes, conociendo secretos rincones y apostando por la belleza de las tradiciones y las leyendas que tuvieron su razón de ser y no pueden desaparecer. Me apena reconocer que no presté atención a aquellos dichos e historias que mi abuela contaba y que todos ignorábamos, ya no puedo recuperarlas… pero quizás pueda ayudar a que otras no se pierdan. Ha sido sumergiéndome en las Tierras del Moncayo cuando mi mente ha despertado y cuando he visto claramente que todo tiene su porqué.
Luigi Maraez, poeta sevillano que pasa largas temporadas en Trasmoz |
Ahí estaremos todos: acompañándote en esta ruta interminable y tan gratificante que siempre ofrece el Moncayo.
ResponderEliminarMuchas felicidades por el blog! se está haciendo mayor!!
¡Qué lástima!, esta vez no voy a poder acompañaros.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Carlos