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Pozo de los Chorros (Bijuesca) |
Hay momentos en que necesitas perderte para encontrarte…
Llegamos al valle del Manubles bordeando nuestra montaña, cruzando de nuevo la raya para saltar al otro lado. Por los campos de Soria, escapando de nuestros pensamientos, no perdemos de vista el Moncayo, nevado estos días. En poco más de una hora estamos en Bijuesca, donde nos instalamos en la
casa rural Manubles que regentan nuestros queridos amigos Piedad y Ramón. Su casa es casi como un museo etnológico y está exquisitamente decorada, sus vigas de madera sujetarán nuestros sueños y los mimos de sus propietarios pronto nos hacen olvidar lo que dejamos atrás.
Me maravilla el invierno de este lugar, el río baja por el barranco con tanta alegría que la naturaleza no consigue dormirse del todo. Bajo las ruinas del castillo, las casas se apilan en una de las paredes del estrecho valle y casi no se ve gente por sus calles. Pronto descubrimos que estamos sin cobertura, ¡estupendo!
Apenas hemos estado allí 24 horas pero Piedad nos ha enseñado muchos de los rincones escondidos del valle del Manubles. Hemos tomado nota de ellos y de otros muchos, para ir conociéndolos poco a poco en otras escapadas por territorio Moncayo.
Llegamos ya tarde, y con poca luz fuimos a conocer uno de los azudes del río, el azud de la Mesta Alta, también conocido como la Fuente Amarga, ya que hace unos años un manantial cercano daba mal sabor a sus aguas. Mediante este azud se desviaba agua a una minicentral eléctrica que suministraba electricidad a Torrijo de la Cañada. Una cascada muy bonita se precipita en un entorno mágico rodeado de chopos cabeceros cuyas hojas mullen y adornan el suelo, el agua estos días luce cristalina y refleja la naturaleza que le rodea.
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Cascada del Azud de la Mesta Alta. |
Nos acercamos también a la central hidroeléctrica donde comienza una pista forestal que sube hasta la ermita de "Los Santos" de Torrijo de la Cañada. Caminamos un rato junto a altos pinos de repoblación, contemplando las vistas que desde allí se aprecian, pero oscurecía y volvimos a Bijuesca donde Piedad nos había preparado una suculenta cena de la que dimos buena cuenta.
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Central hidroeléctrica de la Mesta. |
Al día siguiente madrugamos, había que espabilarse porque ibamos en busca de setas, una buena excusa para conocer la Veguilla y el río Caraban, afluente del Manubles con un cauce impresionantemente grande pero más seco que la mojama, al menos en esta parte del año. Para llegar hasta allí hay que pasar por el estrecho del Valdeagua, afortunadamente nadie nos tendió una emboscada pero en estas tierras fronterizas seguro que allí hubo más de una.
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Estrecho de Valdelagua. |
No somos seteros pero comenzamos a aficionarnos, ¡encontramos nuestra primera macrolepiota!
La recolección no fue buena, apenas encontramos alguna seta de cardo aparte de nuestro gigante parasol, ya que preferimos pasear por entre centenarias y enormes encinas. Un solitario corzo cruzó por delante de nosotros y a la vuelta, poco antes de llegar a las charcas de Cañascones, nos topamos con seis elegantes perdices que barruntaban la marcha de los cazadores que por allí rondaban.
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Charca de Cañascones. |
Cerca del pueblo, paramos en la fuente de los 28 caños, a comprobar si es cierto que su agua mana a 16º todo el año. Son de destacar sus 3 caños centrales que dan forma a la cara de una dama y, en su parte superior, la imagen de la Virgen del Castillo, patrona de la localidad. A unos metros de la fuente, un puente medieval nos cruza al otro lado del río.
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Fuente de los 28 caños. |
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Detalle central (dama con caños) |
Ya en el pueblo, nos llevamos una grata sorpresa, un par de amigos han elegido el mismo día para conocer Bijuesca y compartir con nosotros un potente cocido que nos hace Piedad. Y es que no hay manera de perdernos, siempre nos encuentran... la verdad es que ha sido divertido seguir recorriendo el pueblo con ellos. A todos nos ha encantado el pozo de los Chorros y unos 100 metros más arriba el pozo Puntilla.
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Pozo de los Chorros y molino harinero abandonado. |
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Cascada y Pozo Puntilla. |
No os podéis imaginar la de lugares maravillosos que Piedad nos ha contado que nos faltan por ver, pero nuestra pequeña escapada llega a su fin aunque volveremos pronto a descubrir nuevos rincones escondidos de este recóndito y escondido valle. Callejeamos un poquito, ya que no podemos irnos sin subir al castillo y a la ermita de la Virgen del Castillo, desde allí hay una buena vista de Bijuesca del que nos despedimos hasta nuestra próxima visita.
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Bijuesca desde la subida a la ermita. |
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Castillo de Bijuesca. |
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Ermita de la Virgen del Castillo. |