Felicidad Moncaína.
Amanece en Moncayo Se acaba enero y yo sin aparecer por aquí. Perdona el abandono, he necesitado un pequeño tiempo para sacudirme el desencanto de encima, se me había acumulado y pesaba demasiado. Una vez libre de fantasmas y espejismos continúo contándote mis cosas. Ayer una gitana leía mi mano y me auguraba muchos éxitos, me contaba que la espera había terminado y que todo lo plantado iba a dar sus frutos. Me regaló una ramita de romero que debo quemar hoy a las 12 de la noche para que se me conceda un deseo. Habrá que hacerlo, ya sabes que creo en la magia. Lo cierto es que ha habido muchos y bruscos cambios en mi vida, sobre todo en los dos últimos meses. He tomado decisiones difíciles, que ahora se muestran acertadas. Han sido unos años intensos, muy intensos, en los que he aprendido a enfrentarme a la tristeza, a la amargura, al miedo, a la rabia... ya no huyo. Me ha tocado apostar fuerte, dar un gran paso y he ganado. He apostado por mi. Dejo cosas y pe